¿Me escuchas? ¿¡Puedes oírme!? ¡Despierta! *Llanto y sollozos * ¿Por qué lo hiciste? ¿No eras feliz? ¿Que te hacía falta? ¡Todo lo tenías! ¡No te faltaba nada!
Son algunas de las cosas que escuchaba mientras sangre tibia corría por mis muñecas, lágrimas frías de mis ojos cerrados, mi cuerpo cada vez más frío y sin color.
Poco a poco escuchaba menos, sentía menos, mis problemas parecían desaparecer y los de mi familia comenzaban, al fin estuve feliz, tuve paz, descanso, serenidad, manchada de dolor, lágrimas de mi familia y un poco de sangre, sangre que cada vez era menos, la misma sangre tibia corriendo y goteando por todos lados acumulando dolor a mí entorno, sensación que me gustaba pero me agotaba y alejaba suavemente de todo y de todos, después mi cuerpo se relajo por completo, di un suave suspiro por despedida y me fuí para siempre.
<Descubrieron mi suicidio casi al final, me vieron irme ¡Que vergüenza! Vieron lo débil que fui al no poder controlar unas simples emociones como dijo mi familia...
Los quería demasiado pero ya no pude.
E.J.
okokkok